Biografía: Cineasta española nacida en León. Una de las primeras directoras y productoras del cine español, solamente le precedieron Helena Cortesina, Rosario Pi y Ana Mariscal, directoras y productoras en 1921, 1935 y 1952, respectivamente. Su discontinua obra realizada junto a Rafael Torrecilla, exhibió una apenas disimulada caracterización antifranquista. En efecto había comenzado desarrollando a partir de 1941, y en algunos casos bajo el pseudónimo de Margarita Sandra, una irregular carrera como actriz secundaria en el cine español, aunque tampoco faltó algún papel protagonista, como Barco sin rumbo (1951), hasta que interesada por el mundo de la realización, y de acuerdo con el crítico y ayudante de dirección, Rafael Torrecilla, con quien coincidió en el rodaje de Quema el suelo (Luis Marquina, 1952), abordan un primer título, Cristo (1954), insólito ensayo sobre pintura que fue producido por la progresista Altamira, productora igualmente del debut de Bardem y Berlanga. Sobre la marcha, el tándem Alexandre-Torrecilla crea una productora, Nervión Films y adaptan, producen y dirigen, no sin padecer serios y esperables obstáculos censores, la adaptación de una novela de la falangista disidente del franquismo, Mercedes Fórmica, La Ciudad Perdida (1955). Mientras se encontraban enfrascados en la preproducción de El cochecito del tándem Azcona-Ferrerri, y de camino hacia México a la búsqueda de coproductores, aterrizan en una La Habana inicialmente revolucionaria lo que les impulsa, en radical ruptura de perspectivas, a adherirse al sistema revolucionario y permanecer en Cuba. En el cine cubano Margarita Alexandre impulsó de forma decidida y enérgica la transformación profesional de las hasta entonces meramente funcionariales y rutinarias tareas de Producción Ejecutiva, y trabajó desde 1962 para cineastas tan significativos como Tomás Gutiérrez Alea, Jorge Fraga, Manuel Octavio Gómez o Hugo Ulibe, hasta que en 1967 se dedicó a gestionar teatro musical, y en 1972 regresó a Europa donde consagró sus energías a la laboriosa y prolija puesta en pie de lo que acabaría siendo Operación Ogro (1979), film del conocido cineasta de izquierdas italiano Gillo Pontecorvo.